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sábado, 20 de abril de 2013

Al cerebro le gusta la cerveza

Un trago de cerveza es suficiente para que el cerebro libere dopamina, una hormona que suele 'aparecer' en situaciones placenteras. Un estudio con imágenes cerebrales demuestra que el cerebro reacciona a esta bebida, antes incluso de que el alcohol pueda llegar al torrente sanguíneo. En el experimento del Centro de Investigación sobre el Alcohol de Indiana (en EEUU), 49 varones fueron sometidos a un escáner cerebral mientras bebían apenas 15 mililitros a lo largo de un cuarto de hora (aproximadamente una cucharada sopera). Los participantes del estudio (que ahora se publica en la revista 'Neuropsychopharmacology') fueron analizados mientras ingerían dos tipos de bebidas diferentes: cerveza y un refresco para deportistas. Los investigadores, liderados por David Kareken, observaron que el mero sabor de la cerveza (sin tiempo para la acción del alcohol en el cerebro) era capaz de liberar dopamina en mayor cantidad que la bebida energética. Además, en los sujetos con antecedentes familiares de alcoholismo, la actividad de esta hormona era aún más significativa; lo que sugiere, como ya se ha observado en algunos trabajos, que la adicción al alcohol podría tener un componente genético. Hace tiempo que la ciencia relaciona la dopamina con el abuso de drogas; ya que este neurotransmisor está relacionado con el sistema de recompensa del cerebro y nuestra reacción ante respuestas gratificantes. De hecho, un estudio publicado en 2010 en 'Biological Psychiatry' demostró que, a misma cantidad de alcohol, los varones liberan más cantidad de dopamina que las mujeres, lo que podría explicar porqué hay más alcohólicos entre el sexo masculino. En este caso, los investigadores subrayan que "éste es el primer experimento en humanos que demuestra que el sabor de una bebida alcohólica, sin ningún efecto intoxicante por parte del alcohol, puede desencadenar la actividad de la dopamina en los centros de recompensa del cerebro".

El efecto de los brazos maternos

Nada como los brazos de una madre para consolar a su bebé, sobre todo si ésta le acuna mientras camina. Por primera vez, un estudio indaga en las razones por las que este gesto innato es capaz de calmar el llanto del recién nacido y descubre que, más allá de la relación afectiva, existe una explicación científica basada en un mecanismo fisiológico. Los efectos son inmediatos. "Se reduce la actividad del sistema nervioso y la del motor. La frecuencia cardiaca disminuye" y el bebé se tranquiliza. Así lo observaron los autores de la investigación después de examinar a 12 niños sanos entre uno y seis meses de vida. "Grabamos su ritmo cardiaco cuando se les tumbaba en la cuna y mientras la madre les llevaba en brazos, sentada o caminando". El electrocardiograma desveló claras diferencias. Entre la cuna y el calor de los brazos, mejor esta segunda opción. Y entre el calor de su madre sentada o caminando, los pequeños prefieren el movimiento. Cuando su progenitora se sentaba con el niño en brazos, su ritmo cardiaco se aceleraba, lloraba y no paraba de moverse. En cuanto se levantaba y se trasladaba, sus constantes descendían inmediatamente y el bebé se mostraba más tranquilo. Sin embargo, al sentarse de nuevo, el recién nacido volvía a quejarse. En definitiva, reclamar los brazos de la madre y preferir el movimiento no es un capricho ni tampoco que el bebé haya aprendido a exigir a conciencia. Como subrayan los investigadores en su artículo, publicado en la revista 'Current Biology', se trata de una necesidad fisiológica, "un mecanismo de defensa" propio de los mamíferos. Kuroda y su equipo, de Riken Brain Institute (Saitama, Japón), también desarrollaron este experimento con crías de ratón durante sus primeras semanas de vida. El efecto calmante de los brazos maternos en movimiento era el mismo. Dejaron de llorar y se mostraron más relajadas. Al igual que otras especies como los gatos y los leones, las crías adoptaban la postura fetal, flexionando las piernas. Los investigadores apuntan a un sentido del tacto y de la 'propiopercepción', un término que alude a la capacidad de reaccionar cuando la madre toca al bebé e incluso cuando notan los movimientos corporales de su progenitora.

El genoma del pez que apenas ha evolucionado en 300 millones de años







Durante 300 millones de años apenas ha evolucionado. No le ha hecho falta. Se trata del celacanto africano ('Latimeria chalumnae'), una enigmática especie de pez que se creía extinguida desde la época de los dinosaurios (hace unos 70 millones de años) hasta que en 1938 se encontró un ejemplar vivo en la costa africana. Así se supo que este pez con aletas lobuladas seguía habitando los mares del planeta. Aunque en las décadas posteriores se han encontrando más ejemplares y se ha descrito una segunda especie, el celacanto indonesio ('Latimeria menadoensis'), las poblaciones de este esquivo pez, que puede llegar a medir un metro y medio y habita a profundidades de hasta 700 metros, son muy vulnerables y todavía bastantes desconocidas para la ciencia.


Ahora, un equipo internacional de investigadores ha secuenciado su genoma, cuyo estudio preliminar ha confirmado lo que muchos científicos ya sospechaban: sus genes han evolucionado más lentamente que los de otros peces y vertebrados terrestres. Sus características se publican esta semana en la revista 'Nature'.


Según sostienen los autores de este estudio, si este pez ha evolucionado tan poco es simplemente porque no lo ha necesitado. La especie que habita en la costa oriental africana vive en las profundidades del océano, en zonas estables que han cambiado muy poco en los últimos milenios.


"Hablamos con frecuencia sobre cómo las especies han ido evolucinando con el paso del tiempo. Pero hay todavía algunos lugares en la Tierra donde los organismos no tienen que cambiar, y éste es uno esos casos. Los celacantos probablemente están muy especializados en ese ambiente extremo en el que no se producen cambios", explica Kerstin Lindblad-Toh, investigadora del Instituto Broad del MIT, en EEUU, y una de las autoras de este estudio.

Descubiertos los planetas más similares a la Tierra fuera del Sistema Solar

Siete nuevos exoplanetas (es decir, planetas que están fuera de nuestro Sistema Solar) han entrado en la lista de descubrimientos del telescopio espacial 'Kepler', que la NASA lanzó en 2009. Pertenecen a dos sistemas planetarios distintos en torno a las estrellas 'Kepler-62' y 'Kepler-69' respectivamente. La NASA ha ofrecido este jueves una rueda de prensa en la que los responsables científicos de su telescopio espacial han explicado estos dos hallazgos. La estrella 'Kepler-62' es el corazón de un sistema que está a una distancia de unos 1.200 años-luz de la Tierra y cuenta con cinco planetas cuyas características se publican en la revista 'Science'. Esta estrella no se parece a nuestro Sol, ya que es más pequeña, menos brillante, más fría y más antigua. Dos de los cinco planetas ('Kepler-62e' y 'Kepler-62f') que componen este sistema se encuentran en la denominada zona habitable, es decir, orbitan a una distancia de su estrella que en teoría les permitiría albergar agua en su superficie y por tanto, ser potencialmente habitables. En este sistema planetario hay planetas de tamaños muy diversos. Así, 'Kepler-62f' es un 40% más grande que la Tierra, lo que lo convierte en el exoplaneta más pequeño encontrado en la zona habitable de una estrella. Su órbita dura 267 días. 'Kepler-62e' es un 60% mayor que nuestro planeta y tarda 122 días en completar una órbita en torno a su estrella. Ambos se consideran 'supertierras'. Las órbitas de los otros tres, 'Kepler-62b', 'Kepler-62c' y 'Kepler-62d' duran 5, 12 y 18 días respectivamente, por lo que los científicos creen que estos mundos son demasiado cálidos para albergar algún tipo de vida como la conocemos en la Tierra. Dos de ellos son más grandes que la Tierra y otro tiene más o menos el tamaño de Marte. Los investigadores que han estudiado los datos facilitados por el telecospio espacial especulan con la posibilidad de que 'Kepler-62f' tenga una atmósfera compuesta por nitrógeno, dióxido de carbono y agua, aunque en su estudio admiten que no saben si tiene atmósfera o si es un planeta rocoso. La única forma de averiguarlo sería mandando una sonda robótica, una misión inviable en la actualidad.

Los primates terroristas

En los atentados terroristas, como el ocurrido en Boston el martes pasado, en el que varias bombas estallaron al paso de los corredores de una maratón, se puede extraer mucha información a partir de la cual generar debate sobre el simio bipolar que es el ser humano, como dice el primatólogo Frans de Waal. Por un lado están los autores del atentado, los cuales, presuntamente han sido dos jóvenes estudiantes chechenos con permiso de residencia en los Estados Unidos. Sea cual sea el mantra que se repitieron a sí mismos para justificarlo, uno de los elementos esenciales es que estamos ante grupos de personas que utilizan el miedo como elemento de persuasión, debido a que apuestan por causas que no pueden ser defendidas mediante las palabras y el debate. Los chimpancés carecen de lenguaje hablado y de afiliación religiosa, pero existen comunidades en los que un individuo o varios pueden llegar a comportarse como verdaderos terroristas. Algunos individuos muestran comportamientos xenofóbos, motivados una ansiedad que, tanto a ellos como a nosotros los humanos, nos genera "el otro" o "lo diferente". Por esta razón hay que tener mucho cuidado cuando se forman grupos de primates de manera artificial, ya que siempre es un momento de gran tensión.

domingo, 7 de abril de 2013

El coste de las demencias se duplicará en 2040



La demencia tiene un precio cada vez mayor. Según un estudio publicado en la revista 'The New England Journal of Medicine', en EEUU supuso en 2010 un coste entre 157 y 215.000 millones de dólares, muy similar al de las enfermedades coronarias e incluso superior al del cáncer. Lejos de mejorar estas cifras, y dado que se espera que incremente el número de afectados por deterioro cognitivo (por el aumento de la esperanza de vida), el análisis sugiere que el coste de la demencia podría duplicarse en 2040. Ante tal expectativa, y con el "objetivo de que los gobiernos tomen medidas", los autores de esta investigación intentan facilitar datos lo más exactos posibles. El cálculo del coste de la demencia es "todo un desafío. Primero, porque la demencia coexiste con otras enfermedades propias de la edad, y segundo porque en muchos casos son los familiares quienes se hacen cargo del cuidado del paciente", argumenta Michael Hurd, responsable de este trabajo y economista de la Corporación RAND, un instituto de estudios californiano. De la misma opinión se muestra Jesús María Rodrigo, director ejecutivo de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (Ceafa). La demencia tiene un 'precio' indirecto "referido, por ejemplo, a las personas que se ven obligadas a abandonar el mercado laboral para dedicarse al cuidado de un familiar con Alzheimer". A diferencia de estudios anteriores, aseguran los investigadores, este trabajo excluye precisamente los gastos indirectos que se puedan derivar de la demencia. De esta manera, el coste de esta enfermedad se reduce de los 159.000-215.000 millones de dólares a 109.000 millones, cifra que se asemeja al coste sanitario directo de las enfermedades coronarias (102.000 millones de dólares) pero que sigue superando al del cáncer (77.000 millones de dólares). Lo cierto es que, después de analizar varios estudios sobre la salud en estadounidenses mayores de 51 años, "observamos que a partir de los 71, el 14,7% desarrollaba demencia y entre el 75% y el 84% de los gastos que conllevaba este trastorno no eran sanitarios directos, sino que se debían al ingreso en residencias y a los cuidados (formales o informales) en el hogar". En España ocurre lo mismo, explica Leocadio Rodríguez Mañas, jefe de servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe (Madrid). "El 80% de los gastos se producen a medio y largo plazo por cuestiones sociales cuando la persona con Alzheimer pierde autonomía y se hace dependiente (necesita a alguien para realizar las tareas diarias, por ejemplo, comer, vestirse, etc.)". Es decir, "el enfermo de Alzheimer no es especialmente costoso. Lo caro no es la enfermedad sino la dependencia y esto es lo que habría que intentar retrasar".

'Se busca pastilla para dormir'



Desde la aparición de los primeros barbitúricos a principios del siglo XX, la búsqueda de fármacos eficaces para ayudar a conciliar el sueño no ha cesado. No obstante, se calcula que alrededor del 10% de los adultos tiene problemas para conciliar el sueño, y un tercio de estos insomnes crónicos acaba recurriendo a las pastillas para poder dormir. En la actualidad, zolpidem, diazepam y zopiclona son los tres principios activos más utilizados contra el insomnio crónico (bajo marcas comerciales tan conocidas como Stilnox o Valium); sin embargo, tampoco estos herederos modernos de los barbitúricos están exentos de riesgos y a menudo provocan problemas de atención y de memoria en los pacientes que recurren a ellos habitualmente. En España, según las últimas estadísticas, el 30% de la población tiene algún problema para dormir y un 9% de la población de 15 a 64 años toma somníferos, según datos de 2009. Para tratar de inducir el sueño sin estas secuelas indeseadas, científicos de la compañía Merck publican esta semana en las páginas de la revista 'Science Traslational Medicine' los resultados con animales de un nuevo compuesto en experimentación. Según sus resultados en ratas y monos, el nuevo producto (que ni siquiera tiene aún nombre comercial) logra inducir el sueño sin causar problemas cognitivos en los animales. Como explica en un comentario en la misma revista Emmanuel Mignot, del Centro de Ciencias del Sueño de la Universidad de Stanford (en California, EEUU), esta sustancia actúa sobre unos neurotransmisores denominados orexinas (o hipocretinas), que en estudios previos se han mostrado como una buena diana para atacar el insomnio.

Las grasas ya no son lo (malas) que eran



Como si de una reencarnación del conde de Montecristo se tratara, la fortuna de la grasa de la dieta está experimentando una transformación insospechada. Tras décadas de persecución y aprisionamiento en la parte más elevada y prohibida de la clásica pirámide nutricional, su inocencia, al menos de alguna de las grasas, está siendo vindicada por la evidencia científica. Además, esto no solo está ocurriendo con la grasa que comemos, sino también con la grasa que acumulamos. Resulta que no toda la grasa corporal es igual; está la "mala", conocida en los círculos médicos y científicos como la "visceral"; la "menos mala" o incluso neutra, que es la subcutánea; y por fin la "buena", que es la grasa marrón. Pero volvamos a la grasa de los alimentos y más específicamente a la representada por nuestro aceite de oliva, que ha estado en el candelero las últimas semanas y muy merecidamente. En esta sección, se ha recogido el éxito del estudio PREDIMED, demostrando de manera inequívoca su capacidad de proteger de las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, a pesar de las evidencias saludables, a los críticos de la grasa les quedaba un argumento evidente y termodinámicamente indiscutible. La grasa contiene por unidad de peso más del doble de calorías (9 kcal/gramo) que las proteínas o los hidratos de carbono (4 kcal/gramo), por lo tanto, es muy fácil argumentar que la grasa de la dieta promueve más fácilmente la obesidad. Esta divulgada conexión entre la grasa de la dieta y el exceso de grasa corporal ha llevado durante décadas a la proliferación en las estanterías de los supermercados de productos bajos en grasa o con cero grasa, con el propósito de facilitarnos el control del peso y no acabar siendo una víctima de la epidemia de obesidad que nos invade. Sin embargo, las estadísticas nos revelan que la multiplicación de estos productos 'light' no parecen haber frenado el avance de la obesidad en lo más mínimo, ya que hecha le ley, hecha la trampa y estos productos nos dan una falsa sensación de seguridad que nos lleva a acabar comiendo más de la cuenta. La relación tan aparentemente lógica entre consumo de grasa alimentaria y acumulación de grasa corporal se ha tambaleado ante el anuncio de que nuestra grasa culinaria por excelencia, el aceite de oliva, puede incluso contribuir a la tan deseada pérdida de peso. La explicación a esta aparente paradoja hay que buscarla en el hecho de que el mayor aliado que tiene la obesidad es nuestra dificultad de controlar el apetito en un ambiente en el que casi constantemente estamos tentados por la oportunidad de comer. Es precisamente en esta situación que el aceite de oliva puede venir a nuestro rescate ya que su consumo contribuye a hacernos sentir más "llenos", más "satisfechos" y a resistir mejor las "tentaciones alimentarias".

Una fotografía espacial de El Hierro, finalista del concurso Imagen del Año de la NASA



Una fotografía de la erupción volcánica de El Hierro tomada desde el espacio es una de las finalistas al concurso de la Imagen del Año que cada año realiza la NASA. El concurso se basa en votaciones de los internautas que van escogiendo cada semana entre dos imágenes. En esta ronda, la foto de El Hierro compite contra una instantánea de la fractura de un glaciar en la Antártida. El ganador final se conocerá el próximo lunes 8. En la foto se puede apreciar una mancha de color turquesa que indica altas concentraciones de material volcánico. Inmediatamente por encima de la abertura del cono volcánico, una mancha de agua marrón se corresponde con las turbulencias creadas por el chorro cálido que sale del volcán submarino y que indica cuándo y dónde la erupción es más fuerte. La fotografía, que fue tomada el 10 de febrero de 2012, fue capturada por un instrumento llamado Advancer Land Imager (ALI) que está montado en el satélite de la agencia espacial norteamericana Earth Observing-1. Según destaca la propia NASA en su página web, aunque la erupción ocurrió hace ya bastantes meses, aún persiste y en la actualidad todavía se sigue de cerca su evolución.
Imagen de El Hierro finalista en el concurso de la NASA. | NASA

La 'ingeniería' de los monos araña



La batalla por alcanzar los rayos del sol es una de las características más destacadas de las pocas selvas primarias vírgenes que aún quedan en el mundo. Los árboles y plantas que habitan en ellas luchan por alcanzar un lugar privilegiado en la canopia o dosel arbóreo, a más de 30 metros de altura. Solo los que llegan a esa altitud encuentran un hueco y sobreviven. En las selvas, la canopia es el hogar de una flora y una fauna tan especializada y adaptada para vivir en estas condiciones que es casi imposible encontrarlas en otro nivel de la selva. Este es el caso del Parque Nacional de Corcovado, en el Pacífico sur del país de Costa Rica, uno de los últimos rincones vírgenes del planeta, lugar donde me encuentro ahora mismo con el objetivo de observar a uno de mis primates favoritos: el mono araña. Tras un viaje en lancha por el Río Sierpes, atravesando manglares y aguas repletos de cocodrilos, he desembarcado en Playa Sirena para encontrarme con Breynand Ayala, uno de los responsable del Parque desde hace más de 15 años. Allí nos presentamos y le pedí que me llevara al lugar donde habitan los monos araña, para comprobar por mi mismo algunas de las características que hacen de estos primates unos seres tan apasionantes, y por qué nos ayudan a entender al simio que todos llevamos dentro. Caminamos durante varias horas para alejarnos de los lugares más visitados. En las zonas fangosas que se forman en las orillas de los ríos, nos encontramos con un magnífico ejemplar de tapir dormido, al cual despertamos y al advertir nuestra presencia giró su cabeza. Continuamos para no interrumpir más su siesta. En el trayecto también había gran cantidad de tucanes y monos capuchinos que nos siguieron con sus curiosas miradas. Breynand me contó que en esta zona los capuchinos pueden cazar serpientes venenosas gracias a una habilidad para la que son necesarios varios años de entrenamiento. La estrategia consiste en quedarse inmóviles cuando detectan una. Entonces, saltan a la velocidad del rayo para atraparla por la cabeza y arrancársela de un mordisco. Continuamos caminando hacia el interior, donde la humedad que desprende el suelo tras la intensa lluvia me hace sudar como nunca antes no lo había hecho en mi vida. Esta humedad llega a ser asfixiante si uno no está acostumbrado. Por suerte, soy cántabro. Cuando llevábamos un buen rato tratando de localizar a los monos araña sin éxito, llegué a pensar que no los iba a ver en esta ocasión, pero al rato comenzaron a caer hojas y semillas de los árboles. ¡Estaban todos allí! Un subgrupo de unos 17-20 individuos. Eran los monos araña que se estaban dando un festín sobre nuestras cabezas. De un plumazo desapareció el cansancio y el calor insoportable. Los monos arañas habitan exclusivamente de la zona centro y sur de América. El nombre se debe a la facilidad con la que se agarra a las ramas con sus cinco extremidades, la cual recuerda visualmente a los arácnidos. Y digo cinco y no cuatro porque poseen una poderosa cola prensil que puede soportar su peso, gracias a la cual pueden colgarse del revés sin problema alguno. El mono araña es el segundo primate más veloz del mundo tras el gibón, ya que puede rotar sus hombros hasta 320º, lo que le convierte en un verdadero acróbata que va saltando de rama en rama, balanceándose y agarrándose a ellas para tomar nuevo impulso hasta la siguiente sin necesidad de parar. 'Peines de mono' El 'peine' que utilizan los monos araña. | E.M. El 'peine' que utilizan los monos araña. | E.M. A pesar de que los monos araña tienen solo cuatro dedos y carecen de pulgar, esto no les ha impedido innovar, ya que recientemente se ha descubierto que también hacen uso de herramientas, como es el caso de los palos que utilizan para rascarse zonas del cuerpo que son innacesibles sin ayuda de algún tipo de instrumento. Los monos araña son de las pocas especies de primates que utilizan un sistema de fusión-fisión, al igual que hacen muchos grupos de humanos. Esto quiere decir que por el día se dividen en subgrupos para buscar alimento, ya que no es eficaz ir todos juntos. Cuando llega la noche, se agrupan en grupos de hasta 50 individuos. Según los estudios, la variación depende de la cantidad de alimento disponible. A menos alimento, más dispersión. Este patrón es muy similar al observado en humanos. Trabajamos por separado por el día y nos reunimos con nuestro grupo al acabar, para hacer vida social e interaccionar con nuestras familias. Pero uno de los comportamientos que más me llamó la atención y que tuve la inmensa suerte de presenciar en vivo, fue el uso de peines para acicalarse a ellos mismos. Se trata de unas bolas con pinchos que caen de unos árboles llamados 'peines de mono', muy similares en forma y tamaño a las que proporcionan los castaños en Europa pero menos punzantes. Con estas bolas se peinan y alisan el pelo. Además, al contener aceites son excelentes para el cuidado del vello. Después, las abren y se comen unas semillas que se encuentran en el interior. Cuando los científicos han analizado los componentes de dichas semillas, han hallado altas concentraciones de minoxidil, un compuesto que se ha usado como crece-pelo durante décadas. No me extraña que farmaceúticas de todo el mundo estén investigando las selvas de Costa Rica en busca de nuevos principios activos con los que paliar enfermedades humanas. Tras pasar un buen rato observando al grupo, el atardecer se nos echó encima. Era hora de regresar y poner fin a dos semanas de largas observaciones de primates en Costa Rica. No es la primera vez que estaba en estas latitudes y estoy seguro de que no será la última. Echaré de menos los olores y ruidos de la selva. Costa Rica 'suda' Pura Vida por todos sus poros.