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domingo, 2 de junio de 2013
En busca de nuevas armas contra la gripe
Con la 'resaca' de la última pandemia aún presente y muy pendientes de la evolución del H7N9, los científicos están intentando encontrar nuevas alternativas para hacer frente a cualquier virus de la gripe potencialmente peligroso. Uno de ellos es Adolfo García-Sastre, director del Instituto de Patógenos Emergentes en la Escuela de Medicina Monte Sinaí de Nueva York (EEUU), que no sabe cuándo un virus volverá a poner en vilo al planeta, pero está intentando anticiparse a esta posibilidad. "Es difícil predecir si H7N9 será el causante de la próxima pandemia,si va a poder adquirir la capacidad de transmitirse entre humanos, pero se le está siguiendo de cerca", explica desde su despacho en EEUU. Su equipo acaba de firmar un estudio que publica la revista 'Science Traslational Medicine' y que avanza un paso más en el conocimiento de cómo los patógenos consiguen, año tras año, 'esquivar' a las defensas del organismo. Según sus datos, determinados cambios habituales en la evolución de los virus son claves para ayudar a estos gérmenes a evitar la acción de los anticuerpos. Concretamente, han visto que las glicosilaciones, procesos que permiten a los virus adquirir nuevas propiedades y funciones, son fundamentales en este sentido. Estos procesos, mediante los cuales se crean cadenas de azúcares en aminoácidos específicos de las proteínas del virus, actúan, en realidad "como un casco que permite a los virus escapar de las defensas", ya que impiden que los anticuerpos puedan reconocerlos como un enemigo, aclara García-Sastre. En experimentos en animales y con una determinada cepa del H1N1, el equipo de García-Sastre ha conseguido mostrar que la adquisición de determinados sitios de glicosilación en su superficie influye directamente no sólo en la patogeneidad y la habilidad para escapar de los virus, sino también en su capacidad para inducir una determinada respuesta inmune. Conocer al detalle esta 'estratagema' de los virus podría ser muy útil para mejorar las vacunas disponibles, señala García-Sastre, quien subraya que los datos también son muy útiles para realizar un adecuado seguimiento de los virus. "Hemos visto que las glicosilaciones pueden suponer cambios muy drásticos, modificaciones muy profundas".
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