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domingo, 10 de febrero de 2013
Una de las vacunas contra la tuberculosis, ineficaz para el paciente y útil para el científico
La tuberculosis es uno de los grandes enemigos de la salud global. Con unas cifras de mortalidad alarmantes -en 2011 más de 1,4 millones de personas fallecieron a causa de esta enfermedad- y una creciente resistencia a los fármacos existentes, encontrar una vacuna que realmente pueda acabar con el trastorno se ha convertido en uno de los principales retos de la biomedicina.
En el camino, varias candidatas están tratando de demostrar su utilidad. Y, aunque la más avezada acabe de recibir un varapalo, los expertos aseguran que la puerta hacia la inmunización efectiva parece estar entreabierta.
Hasta la fecha, la vacuna MVA85A, desarrollada por investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido) era la cabeza de una considerable lista de pruebas en desarrollo. Sin embargo, los resultados que publica este lunes la revista 'The Lancet' echan por tierra las esperanzas de que el modelo sea el definitivo.
Según sus datos, obtenidos en un ensayo en fase 2b con más casi 3.000 bebés sudafricanos, la vacuna no es eficaz a la hora de prevenir la tuberculosis o la infección a causa de la principal bacteria responsable de la enfermedad, 'Mycobacterium tuberculosis'.
MVA85A estaba diseñada para aumentar la protección que proporciona la inmunización actual, conocida como BCG y que, pese a mostrar buenos resultados, pierde eficacia frente a la tuberculosis respiratoria, sobre todo cuando los pacientes son adultos.
Para probar su efectividad e idoneidad, los investigadores realizaron una prueba en un grupo amplio de niños de una zona de Sudáfrica donde se da un altísimo número de tuberculosis. La muestra de pequeños, que habían recibido la inmunización con BCG, se dividió de forma que aproximadamente la mitad recibiera otro pinchazo con MVA85A o bien un placebo.
Después de un seguimiento de más de 37 meses, los científicos comprobaron que apenas había diferencias en la evolución de los pequeños, cuyas edades oscilaban entre los cuatro y los seis meses al inicio de la investigación. De hecho, se dieron 39 casos de tuberculosis en el grupo placebo y 32, una cifra muy similar, en el grupo de niños doblemente vacunados.
Los investigadores señalan que la vacuna probó su seguridad, si bien reconocen que, al contrario que en ensayos clínicos precedentes, no demostró una eficacia significativa.
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